La IA está transformando la ciberseguridad, potenciando tanto a defensores como a atacantes y generando amenazas que escalan rápidamente. Las organizaciones adoptan IA generativa para mejorar la eficiencia, pero sin una cultura de concientización, se exponen a riesgos. Un informe global destaca deepfakes, desinformación y malware como amenazas de alto impacto, que pueden afectar cadenas de suministro, finanzas y democracia. CISOs y Recursos Humanos deben educar a los colaboradores sobre nuevos vectores de ataque y construir una cultura cibersegura que proteja la productividad y la resiliencia.
Amenazas emergentes potenciadas por la IA
La IA amplifica las tácticas de los ciberdelincuentes, creando ataques más personalizados, masivos y difíciles de detectar. En ingeniería social, los atacantes usan chatbots y modelos de lenguaje para generar correos de phishing convincentes, imitando comunicaciones legítimas. Los ataques de phishing tradicionales aumentaron casi un 60% interanual a nivel global, impulsados por esquemas de IA generativa como el vishing y los deepfakes. Un empleado desprevenido puede recibir un correo o una llamada con una voz sintética que imita a un superior, resultando en engaños más verosímiles. Los expertos advierten que las estafas con IA son más difíciles de detectar: los deepfakes y los correos maliciosos generados por IA “se ven más reales que nunca”, erosionando la confianza en los sentidos y la verificación tradicional.
Los deepfakes, una amenaza emergente, utilizan IA generativa para crear videos y audios falsos de ejecutivos y celebridades con un realismo alarmante. Un incidente reciente en Hong Kong ilustra el peligro: estafadores usaron un video deepfake en una videoconferencia para hacerse pasar por el director financiero de una empresa multinacional, engañando a un empleado para que transfiriera 25 millones de dólares a cuentas fraudulentas. Los ataques con contenido sintético se han disparado, con un aumento del 3000% en intentos de fraude mediante deepfakes en un año, debido a la disponibilidad de herramientas de IA generativa baratas y accesibles. Esta democratización de la tecnología permite a los delincuentes escalar sus engaños, produciendo en masa voces o rostros falsos a bajo costo y lanzando múltiples intentos para engañar a sus víctimas. La automatización de ataques facilitada por IA también se manifiesta en malware autopropagable y bots que exploran sistemas en busca de vulnerabilidades. Estas amenazas impulsadas por IA han allanado el camino para actividades nefastas a una escala y velocidad que excede la capacidad humana de respuesta. Ninguna industria está a salvo, ya que estas técnicas se acelerarán y amenazarán a todo tipo de empresas debido al bajo costo para los atacantes en comparación con el potencial daño causado.
Ningún empleado, desde la alta gerencia hasta los nuevos, está a salvo de los engaños con IA. Además, el mal uso interno de la IA es un riesgo: muchos trabajadores comparten datos sensibles con herramientas de IA para ganar eficiencia, sin medir las consecuencias. Una encuesta reciente reveló que 38% de los usuarios compartieron información laboral confidencial con plataformas de IA sin el conocimiento de sus empleadores, exponiendo secretos comerciales o datos personales. Estas amenazas externas y riesgos internos subrayan la urgencia de elevar la conciencia en toda la organización.
Generando conciencia frente a las nuevas amenazas de IA
Las organizaciones a nivel global están adaptando sus programas de concientización en ciberseguridad para abordar los riesgos de la IA. Más allá de las capacitaciones sobre contraseñas o phishing, ahora se incluyen módulos sobre deepfakes, vishing y uso seguro de herramientas de IA. Por ejemplo, la campaña “AI Fools” de la National Cybersecurity Alliance educa al público y empleados sobre estafas con IA, enseñando a reconocer vídeos falsos, voces sintéticas y correos generados por IA, además de promover un uso responsable de estas tecnologías. Muchas empresas implementan simulaciones de ataque más avanzadas, como ejercicios de phishing con correos redactados por IA y escenarios de videollamadas falsas, para que el personal practique la detección de señales de fraude. La capacitación moderna enfatiza la duda razonable ante comunicaciones inusuales, como verificar la identidad de solicitantes de transferencias o cambios de cuenta por otros medios cuando haya sospecha de manipulación digital.
Educar a los colaboradores sobre el uso responsable de la IA es crucial. TI, seguridad y Recursos Humanos deben difundir pautas sobre qué datos corporativos no deben compartirse con chatbots públicos y recomendar herramientas aprobadas para automatizar tareas sin exponer información sensible. La “Shadow AI”, donde empleados adoptan aplicaciones de IA no autorizadas, representa un riesgo significativo, ya que estas herramientas podrían ser manipuladas o carecer de controles de privacidad. Fomentar una cultura de consulta y transparencia es clave: los empleados deben preguntar antes de usar una nueva aplicación de IA y comprender las posibles repercusiones de sus acciones digitales. Las organizaciones deben integrar la IA en sus esfuerzos de concientización continua, asegurando que todos los empleados estén al tanto de las nuevas amenazas y las buenas prácticas para prevenirlas.
El rol estratégico de Recursos Humanos en la cultura de ciberseguridad
Lograr una verdadera cultura de ciberseguridad requiere más que tecnología; necesita del factor humano. RRHH juega un rol clave como socio del CISO, integrando la concientización en todas las etapas del empleado. Desde la inducción, se inculcan valores de seguridad con formación inicial obligatoria, explicando políticas, la importancia de proteger datos y ejemplos de amenazas. Este entrenamiento se refuerza continuamente, ya que un equipo bien informado es la primera línea de defensa. RRHH colabora en recordatorios, cursos, boletines y campañas internas durante todo el año, fomentando una conciencia permanente.
RRHH también aporta una perspectiva clave para diseñar capacitaciones atractivas y relevantes. Se emplean metodologías variadas: talleres, juegos de rol, videos y simulaciones de phishing con retroalimentación inmediata. Estas simulaciones permiten practicar en un entorno controlado y aprender de errores sin consecuencias reales. Los resultados se utilizan de forma constructiva para identificar áreas donde se requieren refuerzos o entrenamientos personalizados.
RRHH lidera la creación de una cultura de responsabilidad compartida en seguridad de la información. Cada empleado entiende su papel proactivo en la prevención de incidentes. Para lograr esto, RRHH promueve políticas claras y accesibles sobre buenas prácticas (por ejemplo, uso de IA, manejo de datos, respuesta ante incidentes). También implementa mecanismos de reconocimiento para reforzar comportamientos positivos, como menciones, certificados o incentivos para quienes demuestran compromiso con la ciberseguridad.
RRHH colabora en establecer canales de comunicación abiertos y una cultura de no represalia ante errores de seguridad. Es crucial que los empleados se sientan seguros de reportar cualquier sospecha o descuido. Crear un ambiente de confianza permite reaccionar rápidamente y aprender de los incidentes para mejorar. En resumen, RRHH impulsa la alfabetización digital segura y la incorporación de hábitos ciberseguros como parte del ADN corporativo, gestionando el cambio cultural que hace de la seguridad un asunto de todos.
Impacto de una cultura cibersegura en la productividad y la resiliencia
Una cultura sólida de ciberseguridad no solo previene ataques, sino que mejora el desempeño global de la organización. Cuando la seguridad se integra armoniosamente en los procesos, disminuye la frecuencia y gravedad de incidentes, evitando costosos tiempos de inactividad, pérdidas financieras y daños reputacionales que merman la productividad. Según un estudio, el 74% de las brechas de datos involucran errores humanos o acciones inseguras de empleados . Esto sugiere que si se logra reducir esos comportamientos de riesgo mediante cultura y formación, la probabilidad de incidentes cae drásticamente. De hecho, fomentar hábitos seguros reduce significativamente los incidentes prevenibles , lo cual se traduce en menos interrupciones operativas: los empleados pueden enfocarse en su trabajo principal sin verse afectados por malware, fraudes o recuperaciones de desastres digitales. Contrariamente a la creencia de que “más seguridad significa menos agilidad”, una buena cultura de seguridad elimina fricciones. Los empleados entrenados ya no ven las medidas de seguridad como obstáculos, sino como parte natural de los flujos de trabajo; así, la seguridad deja de ser un trámite molesto y pasa a ser un habilitador de la continuidad del negocio . En otras palabras, en organizaciones maduras, cumplir con políticas (como doble autenticación, cifrado de archivos, verificación de solicitudes) se hace de forma eficiente y casi automática, protegiendo los activos sin retrasos significativos en la operación.
Además, una cultura cibersegura refuerza la resiliencia organizacional en el sentido más amplio. Las empresas con personal consciente y preparado responden mejor y más rápido ante los incidentes que eventualmente ocurren, confinando el daño y recuperándose con mayor rapidez. Expertos destacan que la verdadera resiliencia en ciberseguridad no depende solo del presupuesto tecnológico, sino de la capacidad de la organización para aprender más rápido que los atacantes y adaptarse en tiempo real . Esto implica que los empleados, al estar informados, pueden reconocer señales tempranas de un ataque (por ejemplo, detectar un comportamiento anómalo en sus cuentas) y activar protocolos de respuesta inmediata, conteniendo la situación antes de que escale. Una empresa resiliente actualiza sus políticas y defensas dinámicamente, en función de las lecciones aprendidas de incidentes y de la evolución de las amenazas . Tal agilidad solo es posible si existe una cultura transversal de seguridad que involucra a todas las áreas del negocio en la protección común de la información .
También cabe mencionar que un entorno laboral que prioriza la ciberseguridad impacta positivamente en la confianza y moral de los empleados, lo cual tiene un efecto en su productividad. Cuando los colaboradores perciben que la empresa los protege (y les da las herramientas para protegerse), están más comprometidos y tranquilos al adoptar nuevas tecnologías digitales. Por ejemplo, muchas organizaciones están aprovechando la IA para tareas cotidianas con grandes mejoras de productividad, pero acompañadas de programas de concientización que aseguran un uso responsable. Esto crea un círculo virtuoso: la empresa innova de forma segura, los empleados se sienten empoderados para utilizar nuevas herramientas sin poner en riesgo a la organización, y la operación se vuelve más eficiente y resistente a contratiempos. En términos de resultados, una cultura de seguridad robusta mitiga los riesgos del “factor humano” al dotar a los usuarios del conocimiento y la motivación para evitar conductas imprudentes . A su vez, motiva a cada individuo a ser dueño de la seguridad en su área: en un estudio, el 60% de empleados inicialmente no creía ser responsable de ayudar a proteger a su empresa, pero esa mentalidad cambia cuando entienden el impacto de sus acciones . Al asumir esa responsabilidad, la organización en su conjunto se vuelve más fuerte y unida frente a las amenazas, consolidando una resiliencia que no depende solo de tecnologías, sino de la suma de comportamientos seguros en todos los niveles.
Conclusión
En conclusión, la irrupción de la inteligencia artificial en el panorama de la ciberseguridad exige redoblar los esfuerzos de concientización y ajustar la estrategia cultural de las organizaciones. Las amenazas potenciadas por IA, desde phishing hiperrealista hasta deepfakes e incidentes automatizados a escala masiva, representan un riesgo global que solo puede mitigarse con colaboración humana informada. Un enfoque integral, con alcance global, involucra tanto a los CISOs diseñando defensas tecnológicas y contenidos de capacitación relevantes, como a los líderes de Recursos Humanos impulsando una cultura de seguridad en cada política de personal, proceso de inducción y actividad formativa cotidiana. Juntos deben crear entornos donde la seguridad sea parte del ADN organizacional, anticipándose al adversario con aprendizaje continuo y adaptación ágil. Las empresas que logren esta sinergia comprobarán que una fuerza laboral consciente no es un gasto, sino un activo estratégico: reduce incidentes, protege la innovación digital y salvaguarda la continuidad del negocio incluso en tiempos turbulentos. En definitiva, cultivar una cultura cibersegura en la era de la IA no solo blinda a la organización frente a amenazas emergentes, sino que potencia su productividad y resiliencia, permitiendo un crecimiento sostenible y seguro en el mundo digital interconectado de 2025 y más allá.
Fuentes: (World Economic Forum, Panda Security, Ciberseguridad Latam, National Cybersecurity Alliance, RRHHDigital, Zscaler, Proofpoint, Palo Alto Networks)